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Solsticio de invierno

Nada mejor que un verdadero acontecimiento astral para señalar el límite de una pasión no compartida. El solsticio de invierno marca la noche más larga y el comienzo de una estación llena de frío, nieve, lluvia y viento desapacible. A su fin, la primavera volverá a entrar en los jardines y eso será una nueva señal, un hito.  Las pasiones terminan por inanición. Ni uno solo de los sentimientos se mantiene sin agua, sin sol, sin luz, sin calor. Todos podemos llegar a albergarlos pero mantenerlos es cosa de héroes y la heroicidad acaba cuando se impone la foto fija de la realidad. Hay fotos oscuras y maltrechas, en las que la imagen está desenfocada, pero hay otras nítidas que te revelan lo que no has sabido ver o no has querido aceptar.  En las novelas románticas, de las que hablo en este blog con frecuencia, los amantes suelen salir casi indemnes de estas travesías solitarias, sobre todo porque al final todo parece encajar como en un bendito puzzle lleno de figuras de color. Pe

Sagas juveniles y novela fantástica. El nuevo romanticismo.

Ñ Tendríamos que estar atentos al resurgir de la novela romántica y de la novela gótica. El primero es más evidente pues hay escritores (sobre todo escritoras) que se declaran abiertamente romanticistas, siguiendo la gloriosa estela que dejaron los escritores anteriores, a partir del siglo XIX. Este neorromanticismo literario, no confundir con la novela rosa, tiene algunos elementos que merece la pena destacar como su versión joven, dirigida a los chicos adolescentes y menores de veinte años, que han encontrado aquí una forma de acercarse a la literatura que resulta muy eficaz. Por supuesto, en estas historias para jóvenes no faltan los ingredientes básicos de cualquier novela romántica: la idealización de la naturaleza, la muerte y el amor como elementos fundamentales, la fuerte presencia del yo subjetivo, las notas de color local, el lenguaje poético y, sobre todo, el romance como conductor de la acción. La novela gótica tiene, por su parte, un origen anterior, último

Mis libros de 2017

En ese recorrido mental que hago sobre las lecturas de este año me detengo en primer lugar en esta novela negra del alter ego de John Banville , Las sombras de Quirke y que me supuso encontrarme con un aspecto del forense más humano y tierno: está enamorado y ha pasado una enfermedad importante. Aparece la familia de Quirke, la mujer de quién está enamorado, su faceta humana, esa preocupación por su trabajo, porque alguien le quitará el puesto si se descuida y todo ello mientras se desarrolla la investigación del suceso en concreto que le da razón de ser a la historia. Creo que esta entrega de Quirke es la mejor que ha escrito Banville-Black.  En 2017 he leído un libro espléndido El libro de la almohada de la dama Sei Shônagon, que me dejó impactada por su delicadeza, su contenido tan especial y su forma de expresión. Es una especie de dietario en el que se recogen costumbres, acontecimientos y emociones por parte de la dama Sei, con gran delicadeza y expresividad. Otro

"Geopolítica de las series o el triunfo global del miedo" de Dominique Moïsi

El impacto que las series de televisión están teniendo en la conformación del pensamiento e incluso del modo de vida actual es evidente. En el mundo occidental, el que disfruta de canales de televisión por cable, fibra óptica y de pago, las series han sustituido cualquier otro tipo de entretenimiento. La adicción que supone ha generado cambios en las costumbres familiares y sociales. El gusto por una u otra da lugar a interpretaciones psicológicas acerca de la personalidad de los espectadores. Las series retratan la vida pero dan un paso más: proponen una clase de vida a la que podíamos aspirar si estamos convencidos de ello. Algunos de estos personajes, los que forman parte de las sagas más exitosas, tienen un papel en el imaginario general, son como de la familia, referentes, personas casi de carne y hueso que nos inspiran frases, ideas, formas de vestir e, incluso de ser. Revolucionan la vida cotidiana por el sencillo método de estar presentes en nuestras vidas. El último pas

"Cuéntaselo a otra" de Isabel Keats

Daniel , el marido de Inés , la ha engañado con otra, una chica que trabaja con él. Eso ha sumido a Inés en un enorme desconcierto y, por supuesto, la mantiene casi un año comiendo chocolate y sin salir de su asombro. El dolor se une al afán de supervivencia y por eso traza un plan. Ese plan no ha de conocerlo nadie, excepto su querida mejor amiga Silvia. Ni su madre, ni su hermana Marisa , a las que, por otro lado, está tan unidas.  De modo que aquí tenemos a Inés disfrazada de portera de finca en pleno barrio de Salamanca . El disfraz de Inés no es que digamos de la KGB pero sirve para el caso. ¿Cómo una economista brillante se acomoda a vivir en una portería mínima, oscura y sin comodidad? Ah, porque necesita cambiar de vida urgentemente. Y no se va a Nueva York, no, donde los pisos están carísimos, sino a esta zona de Madrid tan cool y tan chic.  En el edificio de marras hay vecinos ciertamente raros, pero se llevan la palma el del cuarto B (a saber si no es un asesin

Mujeres que piensan

He seguido hasta hoy el consejo de mi madre: "Las amigas, mejor guapas y listas. Las feas y torpes te harán la vida imposible". Así lo he hecho y creo que solo ha habido una excepción. Una amiga bastante torpe y poco agraciada que, sin embargo, resultó ser leal y honesta, aunque no fue capaz nunca de aprender los pasos de baile. Pero, por lo general, mis verdaderas amigas, con más o menos asiduidad, responden a ese patrón: mujeres agradables, hermosas muchas de ellas, generosas e inteligentes.  Así que la idea de este post me ha venido contemplando la obra del pintor post-impresionista Fernand Toussaint (1873-1956). Es una obra llena de mujeres pensantes. Algunas tienen libros o cartas en las manos; otras, hojean una revista; todas tienen un aire de profundidad en sus miradas que me indican que están con sus neuronas completamente activas. Incluso las que permanecen con los ojos lejanos y las manos posadas sobre el cuerpo, en apariencia inmóviles. Todas ellas son

Clásicos que son muy cool

A veces me preguntan sobre libros para niños y jóvenes. Mi máxima experiencia viene de mi propia infancia, cuajada de lecturas en una familia de lectores. Y también de mi hijo, lector avezado, precoz y lleno de iniciativa a la hora de elegir sus libros. Por supuesto, luego he trabajado con estrategias de animación a la lectura y llevado esa experiencia a mi actividad docente, pero hay muchas ideas que se han ido creando con el paso de mi vida como lector. Por ejemplo, nada de libros de mayores adaptados para niños ni de esos engañosos libros de mayores que nos empeñamos en que lean los niños. El Principito no es para niños, ni tampoco Platero y yo . La segunda idea es que los clásicos están muy bien, pero hay muchísima literatura infantil y juvenil de nuevo cuño que merece la pena leer. No hay que desconfiar por sistema de las sagas ni tenerle manía a los vampiros ni pensar que todos los lectores jóvenes piensan igual.  Desconfío también de las llamadas "edicio

"La librería" de Penelope Fitzgerald

Lo mejor de la película "La librería" de Isabel Coixet sobre la novela de Penelope Fitzgerald es que ha dado a conocer el libro y mucha gente habrá tenido ganas de leerlo. Lo peor es que la película es agradable, preciosista, encantadora y está bien hecha pero no puede recoger, ni siquiera puede que se haya intentado, el espíritu Fitzgerald . Esta llamada escritora tardía porque empezó a publicar a los cincuenta y ocho años creó un universo tan especial en ese libro que es imposible reproducirlo. Tiene tanta fuerza que incluso aunque hayas visto la película cuando relees el libro no te aparece la imagen de ningún personaje filmado sino los que tu imaginación ha ido creando al hilo del relato.  En la vieja casa que Florence Green ha comprado en el pueblo imaginario de Hardborough , Old House , hay un polstergeist que continuamente hace la vida molesta a las personas que por allí pasan. Es un protagonista indiscutible del libro, como también lo es la pequeña Chri

"4321" de Paul Auster

Paul Auster ha estado en la FIL de Guadalajara (México) y he tenido noticia de ello a través de los medios y de los comentarios de algún asistente. De la mano lleva su último libro, casi mil páginas, una novela extensísima y en la que, según confiesa, ha dejado parte de su propia vivencia. La infancia es el tema. Siempre reaparece de alguna manera en la obra de todo escritor y, si no asoma por las rendijas, tendrá el tributo que merece ese tiempo en el que el hombre se hace hombre. La infancia puede llegar a ser el paraíso perdido pero, en todo caso, es la fuente. La culpa, el miedo, la libertad, el deseo, el amor, la fuerza, la envidia, todo se mezcla como en un crisol en esos años iniciales en los que no sabemos quiénes somos ni adónde llegaremos. Esos años lentos, que pierden su sentido durante algunos instantes pero que reverdecen a poco que cerremos los ojos.  Auster es un escritor cotizado y perseguido pero tiene la tendencia a repetir estructuras y a volver sobre armon

"El club de los mentirosos" de Mary Karr

Mary vive en una ciudad del este de Texas cuya mayor riqueza es el petróleo. La industria petrolífera define el modo de vida, influye en sus personajes y en el aire entero del lugar. Su padre bebe, tiene una hermana ciertamente atrevida, su madre pasa de un matrimonio a otro...En esta novela autobiográfica las cosas son como parecen y no hay modo de escabullirse de la forma de escribir de la autora, llena de vivacidad, casi heroísmo y puntos humorísticos. Los años sesenta, en los que vivió su infancia, fueron de cambio en muchos aspectos y en la mayoría de las ciudades. Pero la infancia de Mary Karr tiene el detalle puntual de una vida conmovedora, aunque dura y casi trágica. Ella misma explica al inicio del libro por qué adopta la forma de memorias y no de novela sin más. Con unos familiares tan estrambóticos no tenía ninguna necesidad de inventarlos. Su madre era bebedora, al igual que su padre y usaba las armas de fuego para disparar sobre sus parejas. Precisamente en la c

Cuestión de andar

(Mujeres andando por Madison Square) Dicen que en Madrid estos días de diciembre hay calles en las que solo se puede andar en una dirección. Madrid es la ciudad que mitifico, que convierto en el paraíso de la diversión y la cultura, en el lugar que querría haber recorrido desde hace años y que apenas conozco. Ahora, en ese Madrid, no podría saltar de un lado a otro de la acera sino que tendría que recorrer esas calles como si fuera en fila india, o mejor, en fila china. Como si trabajara en una fábrica muy gris junto a una ría oriental y llevara un uniforme también gris y un paso gris para llegar a completar una existencia gris. Una vida de mierda.  En mi ciudad todo el mundo dedicaba parte de sus horas de ocio a pasear por una misma calle. La calle Real era el paraíso de los encuentros, los chismes, las suposiciones y las medias verdades. Solo una de sus aceras era transitable por los que no tenían otra cosa que hacer que mirar, ver y reír. La otra era una acera gris, por

Sábado

(León de Smet. Impresionismo belga) Silenciosa la casa, un hilo de sol atraviesa el balcón y te recibe. El café bien caliente, la tostada, un reguero de aceite, un pan que cruje. Olores de cocina en día de fiesta. La radio desgranando titulares. El periódico encima de la mesa. Los ritos del encuentro con quien anoche fuiste, con la idea que dejaste en la mesilla. Se terminó la tregua. Y entre listas de cosas por hacer, emerge, cómo no, esa luz que cultivas y que escondes, para que no se apague mientras puedas.

"Tránsito" de Rachel Cusk

La escritora que protagoniza "A contraluz" la anterior novela de Rachel Cusk, es también el personaje principal de este "Tránsito". En los momentos que recoge el libro, el matrimonio se ha derrumbado y se va a vivir a Londres con sus dos hijos. Hay veces en la vida en la que hay que juntar los trozos desparramados y buscara alguna argamasa que lo una. La ciudad de Londres, los apuros para encontrar un lugar adecuado para vivir, los antiguos amantes que se encuentra, la cotidianeidad en su vertiente más prosaica, todo eso es el caldo de cultivo en el que tendría que renacer la esperanza, si la hubiera.  Rachel Cusk ha escrito ya una docena de libros, entre novelas y libros de memorias, estos últimos sobre la maternidad y la separación matrimonial. La editorial Libros del Asteroide ha publicado estas dos que mencionamos y también sacará a la luz la tercera parte de esta trilogía, Kudos, en 2018. Escrita en primera persona, con escasos diálogos, Tránsito tiene

No te vayas

Espérate un momento, un instante solo. El tiempo que tarde en desvanecerse la tarde en ese rayo de sol que cruza la plaza sin permiso. El pequeño espacio de tiempo que necesito para hacerme a la idea de que te vas. Para entender que pasarán los días, las horas y las noches, y no te veré cerca, ni lejos, ni tan hondo. El hueco de las manos que se quedan vacías, espérate. El sonido del reloj de la iglesia que se cruza de lado sin que pueda entenderla, espérate. Espérate que acomode mi paso a la nostalgia. Espérate que deje de temblar por no verte. Espérate a que entienda por qué tanta distancia, tantos días, tantos adioses, tanta ausencia de besos. No quiero que te vayas y me dejes. Y no lo sé decir de otra manera. Solamente palabras, ahora que te has marchado. Ahora que ya no queda primavera. Porque yo quiero merendarte al sol. Pero soy cobarde y mi voz ha cedido el paso a una pequeña lágrima sin sabor ni dueño. 

"Jane Austen en la intimidad" de Lucy Worsley

En 1814, cuando contaba con 39 años, Jane Austen viajó sola en diligencia desde Chawton Cottage, en el condado de Hampshire, hasta Londres, donde tenía que negociar la publicación de una de sus novelas. Allí, en este y en otros viajes parecidos, pudo hacer algunas de las cosas que más le gustaban: asistir al teatro (adoraba a Sarah Siddons), ir de compras (las medias de seda eran sus favoritas), cambiarse el peinado o contemplar y hacer suya la última moda en mangas, la manga larga que sustituyó a la manga de farol de su juventud. A la muerte de Jane Austen y con el aumento de lectores de sus novelas y su posterior rehabilitación ante el mundo literario, su familia intentó ocultar muchas facetas de su personalidad y detalles de su vida. La biografía que escribe su sobrino James Edward incide en esta línea de ocultamiento que había comenzado su hermana Cassandra, mayor que Jane tres años, que destruyó mucha correspondencia, desde luego toda aquella que demostraba a las claras el ca