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Una casa en Hampshire

Es una casa de ladrillo visto, de planta rectangular, con dos alturas y buhardilla, tejado a dos aguas, ventanas blancas y una puerta de acceso de tamaño mediano, sin escalones. Sencilla pero elegante según el canon constructivo del estilo Regencia.  Toda la casa está al pie de la carretera, lo que aseguraba la distracción de sus moradoras. Cuatro mujeres solas. Por dentro tiene habitaciones pequeñas, poco acogedoras. El jardín que la rodea, escaso, está muy cuidado y la yedra escala los muros del acceso principal, formando un agradable arco de medio punto. Para los ojos extranjeros es la morada típica de una familia de la gentry, la clase media rural inglesa. Para los iniciados, para los miles de seguidores de su obra, es la casa en la que Jane Austen vivió sus últimos ocho años, los transcurridos entre 1809 y 1817 . La casa en la que logró reencontrarse con la escritura, después de los años de sequía creativa de Bath , y en la que escribió sus últimas novelas. Fue uno de eso

Gente cursi

Ser cursi no tiene época, ni clase social, ni edad, ni sexo. Es una actitud que procede de la equivocada percepción de quien quiere ser sin poder, de quien olvida las virtudes que adornan al individuo auténtico: la verdad, la espontaneidad. En Orgullo y Prejuicio , el libro que Jane Austen escribió con veinte años y publicó mucho tiempo después, hay espléndidos ejemplos de cursilería.  Para no ser exhaustivos, quedémonos con uno: las hermanas de Bingley . Caroline Bingley y la señora Hurst dan vivas muestras de ser unas auténticas representantes del cursilísimo hábito de mirar a los demás por encima del hombro y de querer parecer más de lo que, en realidad, son.  Porque, vamos a ver, todavía se me escapan los méritos que ambas damas poseen para considerar que la sociedad de Longbourn es poco refinada para ellas. O que el noble ejercicio del comercio y de la abogacía son claramente manchas en su curriculum familiar. O que los Bennet son inferiores por el hecho de tener un

Emma y los libros Austen

Las opiniones de la gente cercana a Jane Austen sobre su novela de madurez, "Emma" , fueron variopintas. Su hermano Edward, al hacer el ránking de sus preferencias, la colocó detrás de “Orgullo y Prejuicio” y “Sentido y Sensibilidad” y únicamente antes de “Mansfield Park” .  “Persuasión” aún no se había publicado, pues fue obra póstuma. Y tampoco "La abadía de Northanger" . Su hermana Cassandra había establecido ya otro orden de preferencias. Para ella el primer lugar lo ocupaba “Mansfield Park” y le gustó “Emma” más que “Orgullo y Prejuicio” .  A su sobrina Fanny no le gustó nada el libro, lo encontró insoportable, o, más bien, a la protagonista. A la madre de Jane el libro le resultó entretenido, mucho más después de la reciedumbre de “Mansfield Park” . Y también opinaron de él una amiga, la señorita Sharp, de oficio institutriz, que adoraba “Orgullo y Prejuicio” pero que consideró a “Emma” como un buen l

El estilo Austen

En la biografía que Claire Tomalin ha escrito sobre Jane Austen, editada en castellano por Circe,  hay una frase que me hace pensar:  “Las damas y caballeros de Kent, a quienes Jane se arriesgaba a inquietar con su inteligencia, pertenecían a la familia de Edward y a su círculo social”. Pasemos por alto quién era el tal Edward y fijémonos en la primera parte de la frase:  “se arriesga a inquietar con su inteligencia”.. ... Veo con claridad ese salón en la casa de Kent y veo a las damas y a los caballeros observando a Jane , su sencillo vestido, su peinado discreto, sus manos serenas y bien colocadas sobre el regazo. Y su implacable sentido del humor. Y su enorme ingenio. Y su aptitud para poner nombres a las cosas. Y sus juicios llenos de inteligencia práctica. Y su imaginación para inventar historias. Y su capacidad para observarlos a todos desde lejos. Y entonces entiendo que la naturaleza reparte dones y ni siquiera sabes por qué, en ese

Las madres en las novelas de Jane Austen

La señora Dashwood de “Sentido y Sensibilidad” es una persona de carácter débil, tranquilo y tan centrado en su hija Marianne que no se da cuenta de que otra de sus hijas, Elinor , está sufriendo intensamente debido a su amor, aparentemente no correspondido, por Edward Ferrars . Elinor se guarda para sí sus sentimientos, ella representa el “sentido” del título, pero su madre no gasta el instinto o la intuición necesaria para adivinar ese sufrimiento. Por contra, todos sus desvelos están en su segunda hija, desairada y engañada por un hombre en el que todas ellas confiaron.  Esta diferencia de trato, estos dos perfiles de mujer, no son, en realidad, exactos, ni representan con exactitud, como a veces se ha dicho, a Cassandra Austen , el sentido y a Jane Austen , la sensibilidad. Pero, si ello fuera así, ya tendríamos claro que la madre estaba más pendiente de la hija mayor, de Cassandra , que de las noveleras ideas de Jane . Así y todo, es la “madre austeniana” más norm

Emma no quiere casarse: Austen y el matrimonio de las mujeres

(Emma y Frank Churchill pasean por Highbury)  Guapa, joven, rica y sin ansias de pillar un marido . ¿Cómo es esto? A simple vista resulta raro. A vista de pájaro podemos pensar que aquí falla algo.  Será una chica de mal carácter, de esas insoportables, a la que le gusta leer libros sesudos y recluirse en su habitación para pensar en cómo marcha el mundo. Una sabelotodo. O quizá es una artista frustrada, alguien que dedica su vida al arte, a plasmar paisajes en los lienzos o a esculpir, a partir del sencillo barro, los bustos de la gente de su entorno. No sé. Puede que nos encontremos un caso patológico, alguien sin habilidades sociales, a quien no le gusta reír, alguien con mal humor congénito, una de esas personas insoportables y hurañas. Quizá es que la vida social le molesta, no le apetece bailar, la gente le produce urticaria, es una ermitaña que solo está a gusto consigo misma... Si lees “Emma”, de Jane Austen,  verás que nada de esto es cierto. Que nada d

Kipling, Austen y The Janeites

Jane Austen (Steventon, 1775- Winchester, 1817)  no solo es la primera escritora inglesa de la que se publica un volumen académico con sus obras completas, sino también la muestra más clara del fenómeno de la adoración popular, por un lado, y del criticismo entendido por otro. Desde los años cuarenta del siglo XX proliferan estudios sobre su obra, tesis doctorales, libros y referencias. Pero, además, recientemente se ha desatado el fenómeno fan que ha generado un movimiento comercial parecido al de una estrella de la música. Y, antes de eso, las películas y las series de TV han acercado su obra a un público mucho más amplio. La distinción entre público letrado y popular es patente, pero la obra de Austen soporta lecturas más o menos enjundiosas.  En 1894 publicó Rudyard Kipling (Bombay, 1865- Londres, 1936) , su famoso "El libro de la selva". En ese mismo año George Sainsbury escribió la introducción a  una nueva edición de "Orgullo y prejuicio" de Ja

Lo imposible

Hubieras querido dar un paseo. Algo tan sencillo...Un paso tras otro, a la par, sin carreras, ni agobios, ni retrasos. Hubieras querido una charla sosegada, poder destapar lo que cada uno encierra. Sin juicios apresurados, sin estereotipos. Un suave encuentro en medio de la nada. Hubieras querido una mirada honda, no el bullicio de lo superficial, lo frívolo, lo leve. Hubieras querido algo más que nada. Más que la nada en sí, algo más.  Si esperas lo imposible, o buscas lo imposible, o deseas lo imposible, o sueñas lo imposible, o ansías lo imposible, o pides lo imposible, o añoras lo imposible, o lloras lo imposible, o cantas lo imposible, nada de eso estará en tu mano y otra vez la palabra, nada, de Laforet, otra vez, esa nada, te envolverá como una túnica en días de brillante amanecer.  Eres tú la equivocada. Porque no entiendes que esa mirada es la única que le resulta humana. Porque luchas contra la pared y la pared no se dobla, ni se extiende, ni se mueve, ni se camb

"Parece que fuera es primavera" de Concita de Gregorio

Irina Lucidi existe. Y su historia fue real. Una historia aparentemente normal, como tantas otras. Estudió su carrera de Derecho , comenzó a trabajar, conoció a un hombre, se casó, tuvo dos hijas gemelas y se separó. Lo que no entra dentro de la normalidad es lo siguiente: un fin de semana que las niñas pasaron con su padre, este se suicidó arrojándose a un tren y dejó antes una nota a su exmujer en la que le decía que las niñas no habían sufrido y que nunca las volvería a ver.  Concita de Gregorio asume la voz de la madre y recorre los saltos que su vida da a partir de entonces, su lucha contra la burocracia, sus preguntas, el extraño silencio de los que tenían algo que ver con las niñas y también su renacer al lado de un español, Luis, un hombre de manos demasiado grandes, que le descubre  Granada . Mezcla de novela, de relato de sucesos, de autobiografía apócrifa y de reflexión sobre la vida y la naturaleza de las personas, el libro se lee de un tirón y te deja el agridulc