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"Los años ligeros" de Elizabeth Jane Howard

(Elizabeth Jane Howard) Los años ligeros es uno de esos libros que no esperas encontrar. Tras él, está su autora, de la que tampoco sabías nada. Una agradable sorpresa en todo caso. Así, tras leerlo, buceas en la biografía de una escritora que murió hace muy poco y que, sin embargo, no recuerdas haber visto en los anaqueles de las librerías. La búsqueda te hace consultar páginas en inglés, porque no encontrarás citas en castellano de la autora. Así, entras en la peripecia vital de Howard y ella te hace entender algunas cosas.  El 2 de enero de 2014, cuando estaba a punto de cumplir noventa y un años, pues había nacido en 1923 en Londres , muere en Suffolk, en la casa junto al río a la que se trasladó en 1990, Elizabeth Jane Howard . El diario The Independent publica al día siguiente una crónica, firmada por Nicola Beauman, en la que traza un retrato de la escritora. "Podría haber sido excepcional", si hubiera tenido, dice la periodista "mejor suerte co

"Regreso a Berlín" de Verna B. Carleton

La feliz asociación de las editoriales Periférica y Errata naturae trajo consigo en 2016 la publicación de uno de los libros de más éxito del año, Tú no eres como otras madres , de Angelika Schrobsdorff . Con una traducción a cargo de  Richard Gross  y una ayuda a la edición del propio Instituto Goethe , el libro obtuvo una aceptación enorme entre los lectores. Ahora, ambas editoriales repiten la fórmula y ponen en circulación este libro, Regreso a Berlín , de Verna B. Carleton , que, en sus primeros días, no ha tenido el eco ni el boca a boca del anterior. Aunque aún es demasiado pronto para pronunciarme al respecto porque, en cualquier momento, una circunstancia hace que el signo cambie. Sin embargo, el precedente es muy difícil de superar y las editoriales deben saberlo.  Ambientada en el Berlín de los años cincuenta, tras la devastación que supuso la Segunda Guerra Mundial , todo sucede ante los ojos de tres personas. Si a Schorbsdorff se la comparaba, por parte de

En la ventana

Realmente, dice ella, esta es una despedida inútil. Sé que no leerá estas palabras. Está demasiado ocupado, su cabeza anda enfrascada en temas importantes. El amor es un sucedáneo del aburrimiento, así que no le prestará atención. Me despido, entonces, no de él, sino del amor que le tuve. Lo dice mientras agacha la cabeza, abate los ojos y sonríe tristemente. Esa es una tristeza sobrevenida, pienso. Ella ha perdido la alegría. Se ha quedado secuestrada en cualquier encuentro baldío. En una conversación venida a más por la rabia y la indiferencia. Realmente, dice ella, no debería decir nada, puesto que el silencio ha sido mi santo y seña todo el tiempo. Cómo terminar lo que no ha empezado, continúa. Si entonces, cuando mi corazón saltaba al presentirlo, mis palabras nunca confirmaron su latido, qué sentido tendría ahora, cuando ya sé que la inutilidad golpea mis pasos y al final de ellos no hay ningún atisbo de su presencia. Ella mira a lo lejos, entreabre los ojos y guarda en el

"El viaje de Octavio" de Miguel Bonnefoy

Esta es la primera novela de un joven escritor de padre chileno, madre venezolana y nacido en París. Un cruce de caminos que le ha venido muy bien para documentar y argumentar el texto. Miguel Bonnefoy nació en París, en 1986 y estudió Literatura en la Sorbona. Los datos de venta del libro atestiguan que está obteniendo rápidamente el favor del público y también los premios que ya ha recibido: el Premio Edmée de la Rochefoucauld para escritores noveles, el Premio Fénéon y el Premio de la Vocation que, antes de él, obtuvieron también autores tan reconocidos ahora como Joël Dicker y Amélie Nothomb, de quienes hemos recogido reseñas en este blog.  El libro ha sido escrito en francés, aunque se trata de un escritor bilingüe en francés y castellano. La editorial Armaenia en su sección Narrativa ha encargado la traducción a Amelia Hernández Muiño.  El protagonista del libro es Octavio , un hombre alto, fuerte y habilidoso que vive en la barriada de San Pablo del Limón . Co

"Manchester frente al mar" de Kenneth Lonergan

(Lee Chandler ha de soportar la pérdida de las personas queridas y seguir viviendo sin tener claro qué objetivos van a llevarle a ello, automáticamente, sin esperanzas) Dos emociones poderosas y arrasadoras aparecen en el fondo y en la superficie de esta película. La culpa y la pérdida. Ambas enlazadas. Quizá siempre estén enlazadas en la vida real. Nos sentimos culpables de aquello que perdemos. La pérdida en sí siempre genera culpa. Cassey Affleck ( Lee Chandler ), el protagonista, es un hombre desarraigado, inconcluso, imperfecto, lleno de dudas y de vacilaciones que son fatales. Un olvido puede desencadenar una tragedia. Y su vida, que podía parecer adecuada, con tres hijos y una esposa, un padre y un hermano que lo quieren, no acaba de cuadrar. Es de esas personas que no se hallan a sí mismas. Y si uno no se encuentra a sí mismo, la desolación terminará por echarte de todos lados. Su hermano Joe, en cambio, es un hombre cabal. Acepta la enfermedad y cubre los pecados de

Días de libro sin rosas

Camino a mi paso (leve, a veces; en otras ocasiones, rápido; incluso moviendo las caderas como las modelos) y recorro la Ronda de Triana y luego sigo por López de Gomara y bajo por República Argentina. Sé lo que busco y adónde voy.  Todo el camino el móvil va lanzando el alegre traqueteo del whatsapp. Esta mañana, no demasiado temprano, he enviado a mis contactos lectores y a alguno en vías de serlo (lector, digo, no contacto) una solemne felicitación: Feliz Día del Libro. A Así que ahora están saltando al aire las respuestas pero no las leo, siguen sonando en el móvil y lo hacen casi al compás de mis pasos. Me acompañan todo el recorrido.  Llego a la librería y esa librería ya no es la que era. Ha c ambiado de título y de dueño y ahora luce un nombre extraño, algo así como un gato en el palomar o una bicicleta que vuela, no recuerdo.  Para llegar a ella tengo que pasar por una pizzería que me trae un recuerdo absurdo y ridículo. Nubes oscuras en un día de sol radiante. Bah,

"Frantz" de François Ozon. Un dolor de ida y vuelta.

La publicidad de la película dice que es una "obra maestra" y no anda desencaminada. Es una película distinta. Con una historia potente y unas interpretaciones tan exactas que no admiten crítica. Es una película emotiva, pero no sentimentaloide. Una película basada en hechos reales de los que, sin embargo, no tenemos noticia cierta. Porque tuvieron que ser muchas historias las que se enhebraron al hilo de la Primera Guerra Mundial y de otras guerras. La guerra es muy cinematográfica y, en este caso, el año 1919, la postguerra que convierte en recelosos a los franceses y a los alemanes, es el momento cronológico en el que se encuentran personas que, en otras circunstancias, nunca se hubieran conocido. Anna, la prometida del soldado muerto Frantz. Adrien, el supuesto amigo francés que va al pequeño pueblo natal de Frantz para conocer a sus padres y visitar su tumba. Una tumba vacía en la que hay flores frescas pero en la que no hay cadáver.  El destino de Anna era dedic

Elizabeth Bennet: la emoción inteligente

Greer Garson, Curigwen Lewis, Madge Evans, Elizabeth Garvie, Jennifer Ehle, Keira Knightley, Ashley Clements, Lily James. ¿Qué tienen en común todas estas actrices? Que alguna vez hicieron de Elizabeth Bennet en el cine o en la televisión. Las tres más interesantes, desde luego, Greer Garson , que protagonizó una versión sobre Orgullo y Prejuicio en 1940; Jennifer Ehle , que hizo lo propio con la serie de la BBC de 1995 y Keira Knightley , protagonista de la película de 2005. Para mí, la más ajustada de todas ellas, teniendo en cuenta lo que el libro cuenta y lo que calla, es Jennifer Ehle y esa versión, la mejor. Pero no es de eso de lo que quiero hablar sino de ella, la verdadera, la que creó Austen en su libro: Elizabeth Bennet , tal cual. Una mujer, una muchacha, de la que, por cierto, no hay descripción física en el libro. Simplemente sabemos como era por la percepción de los otros. Figura agraciada, mirada inteligente, ojos brillantes, sonrisa agradable. Bonitos dientes, s

Día del Libro 2017 ¿Qué leer?

Este año de 2017 se celebra el bicentenario de la muerte de Jane Austen (1775-1817) así que no podría recomendar nada mejor ni más cercano que sus libros para celebrar esta efemérides, la más adecuada del año, la que siempre ofrece la ocasión de ser felices. El Día del Libro puede traerte sorpresas que no imaginas. Puedes encontrar una obra que se convierta en el libro más querido por ti. Puedes hallar a gente que sienta como tú al leer un libro. Cuando leí el primer libro de Austen no podía imaginar que, tras ese acto tan sencillo, vendrían toda suerte de venturas literarias y personales, la entrada a un mundo especial, creado por ella y que comparto de muchas maneras. Es fácil quizá ahora hablar de la importancia y el valor de sus libros, porque se ha iniciado desde hace algún tiempo un camino de reconocimiento, pero todavía quedan muchos resabios de quienes la sitúan en un plano secundario. Cosas de mujeres, lectura de mujeres. Bah.  ¿Qué recomendación mejor podría hacer

Rendición

Tal vez una certeza hubiera bastado. Una pequeña y clásica certeza. La llamada del sentido común, un buen consejo. Quizá la madre, sentada en un sofá de piel oscura, podría contar lo que sabe del caso y concluir que nada es sencillo y que el amor es una masa llena de aristas. Una amiga, muy experimentada, tendría que asegurar que, en su experiencia, todo lo que se dice son mentiras y que nada pervive y que los ojos tiemblan porque saben de sobra que se va a terminar antes de tiempo.  Las horas de las dudas son las que germinan en palabras transidas de dolores perfectos. Alguien contó en un rato de asueto en el trabajo, que las dudas son cosa de filósofos, que la gente normal no puede permitírselas, que si dudas, entonces estás muerto, lo habrás perdido todo en cosa de un instante. Puede que una película, un argumento vano de esos que alguien escribe en un trasnoche, te dé razón y seña de las causas, de los motivos y abone la ilusión de que nadie es perfecto, pero que nada es ta

La cuadrícula

Cada uno de los rincones de su vida estaba blindado. La había dividido en parcelas y, en una de esas parcelas, estaba yo. Era una parcela pequeñita, virtual y sonora. En ella cabía el agua de lluvia, aunque solo una vez. También las nubes, los puentes y el vacío. En la parcela que me correspondía rara vez amanecía, solo en una ocasión pude ver cómo el café se enfriaba. Tampoco había madrugadas, las madrugadas estaban reservadas a plantas más esplendorosas. En realidad, ni yo misma sabía qué papel jugaba en todo eso, ni siquiera si jugaba a algo o si existía. Solamente de vez en cuando las gotas de agua cálida o el frío hielo, eran el indicio de que algo pasaba. Sin embargo, yo no podía controlar lo que era. No lo sabía. Ni tenía ninguna posibilidad de adivinarlo. Solo un terreno baldío, una parcela sin recalificar, sin uso, ni conciencia, ni apenas vida.  Era un hombre de éxito pero estaba asustado. El miedo se traslucía en sus ojos. Tenía las manos muy suaves, blandas, in

Miguel (Hernández)

Siéntate frente a mí y dime un verso, un verso cualquiera del poeta. Verás como lo sigo, como lo continuó, como termino declamándolo entero. Da igual donde rebusques. Da igual a qué libro pertenezca. Todo Miguel Hernández lo tengo en mi cabeza.  Uno es del poeta que camina contigo. El que aparece en la infancia, flotando en las palabras de tu padre, el que sigue allí mismo en la adolescencia, el que se escribe en la juventud y el que se recuerda en la madurez. Ese es el poeta y ahí está junto a ti, pase el tiempo que pase, impermeable al olvido.  Cuando eso ocurre, cuando un poeta entra en ti y se te mete en los ojos, en las manos, el corazón y la cabeza, entonces esos versos son un itinerario, un mapa en el que escribes tus mejores momentos y también un sitio en el que posas las horas de los llantos. Cuántas veces, Miguel, escribí tus palabras por ver si desde allí atisbaba sonrisas...Cuántas veces llamé a la libertad desde tus voces y cuántas veces me comprendí a mí

"El domingo de las madres" de Graham Swift

Jane Fairchild tiene veintidós años y trabaja de criada en casa de los Niven . Estamos en 1924. Es el 30 de marzo, el día en que las criadas tienen permiso para dejar sus trabajos y volver con sus familias, a las casas pequeñas y poco ventiladas en las que habrá un asado especial para recibirlas, incluso aunque sea un día de calor como este.  Jane es expósita, es decir, no tiene padres conocidos, ni sabe si ese es su nombre real, ni, por supuesto, un apellido noble. Hay miles de Fairchild en toda Inglaterra , porque es uno de los apellidos que se usa con los niños que dejan en los orfanatos. El orfanato de Jane era de los buenos y por eso ella, cuando comienza a servir con catorce años, sabe leer y escribir. Sin que lo sepa, esta será, a la postre, la causa de que su vida se aleje de su inicio, dé una vuelta de tuerca y la convierta, en algunos momentos de la narración, en una famosa escritora de setenta, ochenta, noventa años o más, que es entrevistada por gacetilleros in

"Esperando a Mister Bojangles" de Olivier Bourdeaut

Este libro y su autor contienen todos los ingredientes para resultar interesante y para llenar conversaciones literarias entre lectores avezados, deseosos de descubrir materia prima, nuevos autores, temas que rompan la monotonía. De esto se trata, pues, de saltar al escenario editorial con algo que nunca antes haya sido escrito, aunque tenga reminiscencias imposibles de soslayar. Y un leit motiv en forma de éxito musical de la gran Nina Simone , la canción que suena y suena como en una noria perpetua que planeara sobre la vida del escritor y de los protagonistas de su libro.  George y su excéntrica esposa. Su hijo, que todo lo observa. La disyuntiva entre rutina y división. La vida al límite. La búsqueda de la felicidad. La inconsciencia y también el atrevimiento. El necesario aterrizaje en la cotidianeidad. Cuentan algunos críticos que el matrimonio principal, enamorados hasta el fin, está inspirado en Francis Scott Fitzgerald y Zelda Sayre . Y que la atmósfera tiene que ver

"Volver a casa" de Yaa Gyasi

Las editoriales saludan con entusiasmo el descubrimiento de nuevos autores. En este caso, Yaa Gyasi no es solamente una voz recién nacida, sino una persona muy joven cuya primera novela (ese libro decisivo que, en muchas ocasiones, marca el devenir de la carrera literaria y aun de la vida), está teniendo un gran éxito en los países en los que ya se ha publicado.  Gyasi , nacida en Ghana en 1989, ha hecho dos veces un mismo camino. A los dos años, de su país de origen a los Estados Unidos de América. Cuando ya era una estudiante de Literatura en Stanford , vuelta a Ghana con una beca de investigación. Los recuerdos que se pierden en su memoria en esos dos primeros años de vida son el primer poso. Pero el segundo viaje ha sido definitivo para que la escritora, podemos ya nombrarla así, vierta en palabras, convierta en lenguaje, las vivencias, los sentimientos, la intimidad que genera ese reencuentro con lo que uno ha sido, incluso sin saberlo.  Esa es la fuerza esencial del