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Mostrando las entradas etiquetadas como Poesía.

"Padre"

Si todavía me escuchas donde estás quizá pueda decirte que, de nuevo, se ha cubierto de flores el almendro ese que no existía en el jardín de casa. Si mi voz es posible que te llegue a cualquier parte sería el momento de hablarte de las rosas, pequeñas rosas blancas de arriates que no tuvimos nunca cerca. Porque no eras hombre de jardines sino de tibio sudor desconsolado porque tuviste las manos abiertas al olor de las flores sin que ninguna flor te acompañara nunca quizá quieras saber  que desde que te fuiste se marcharon también los pobres árboles la cansada palmera del camino las hojas y un suelo de hormigón duro recubre el pequeño rincón que tú regaste.

"El primer reino" de María Sanz

Los amarillos dorados de Rothko , el pintor de la poesía sin palabras, me recuerdan los versos de María Sanz , sobre todo estos que aparecen contenidos en este libro "El primer reino". El primer reino de María , nuestro primer reino, es aquel de la infancia, con sus días azules y su sol esparcido. Aunque ya solo guardes su reflejo/ en el rincón perdido de tus gozos,/ sigue dándose a luz, fuego sagrado/ con que alimentas cada amanecer.  Transita el libro por instantes que muestran recuerdos, imágenes, ideas, pensamientos y sitios, todos ellos situados en ese momento intemporal que forma parte de lo que fuimos y quizá del futuro que no está siquiera escrito, ni aún en ecos de poetas. Las niñas que soñaban ser mujeres /con la bisutería rodeando sus cuellos, venían a crecer contigo, mariposas / de una tonalidad encandecida.  Los árboles, la higuera, el perfil de la casa, la luna y los rosales, también el gallinero, el brasero en invierno y los melocotones abierto

Y callaré tu nombre

Si algún día las aguas bajan dulces acuérdate de este tiempo de furia, del dolor del costado que se clava en el cuerpo, de las lágrimas tibias que anuncian soledades. Si alguna vez esos ojos vuelven a mirarte no dejes de lado que ahora ocultan el rostro no retires de tu memoria el sufrimiento no permitas que la euforia te engañe de nuevo.   Si por algún motivo sientes que esto de ahora es un sueño inventado, una historia sin nombre, recuerda lo que sientes, esta herida mortal este silencio inmenso con su huella indeleble.

Leyéndote...

(Francine van Hove. París, 1942) Esplendorosa, directa al corazón, tu palabra, ella sola, tu palabra. Eco de ti, nombrado, único, sed de silencio que no es ni se convierte en nada.  Tu palabra. La amé antes de conocerte y la amo todavía,  aunque las rosas se hayan marchitado, aunque el alma me duela de repente. Tu palabra ya en ti, en cualquier cosa. Lo tibio de tu voz, vocabulario, inventos, giros, equivocaciones, tu palabra perdida me duele como el llanto.  La espero pero nunca me aparece, no llega no está, no se acerca, no emerge,  tu palabra, ni tú, ya no te espero, no la espero, no es, no existe,  ya no soy. 

Si tú estuvieras...

En esa hora calma del atardecer cuando el sol pasa de súbito del azul al rojo cuando el agua parece vibrar y convertirse en ascua es entonces cuando miro a mi alrededor y descubro las sillas vacías y el silencio. La ciudad se estremece esperando la noche esa vaga promesa de encuentros y de besos mientras el horizonte se tiñe de ojos claros de nubes convertidas en simientes apenas horadadas de tiempo sin raíces. Así tú ya no estás. No queda  nada de lo que fuiste ni palabras ni ecos ni emoticonos no hay nada y la pantalla permanece vacía sin lágrimas ni risas, en total soledad,  total desgana.  Si tú estuvieras, estallaría un enjambre de besos imposibles  contaríamos historias que nunca tendrían fin y un sueño inmaculado a veces inconstante otras veces dorado, otras de tinta azul en tantas soledades terminaríamos siendo tú y yo como otras noches como otros días ayer. 

Queriendo no pensarte

(Modigliani) Hay cosas, cada día, que no pueden dejarse por más que exista el frío o que el calor apriete o que la lluvia baile y lance su sonido contra el cristal que guarda tus instantes de cielo; hay cosas que realizas automáticamente usar la nutritiva, ponerte la hidratante, el contorno de ojos, el labial, el perfume, a pesar de que el sueño te venza en ocasiones a pesar de que el tiempo te corra más aprisa... Hay cosas que sostienen tu inmenso y cotidiano temblor de cada tarde o el sol de las tormentas y buscas entre ellas un motivo aparente para que nada cambie, para que te asegure que el alba es un capítulo que se escribe sin hache y tú devuelves todo a la vida que fuiste... Entre las cosas, todas, están las que no quieres, están de las que huyes, están las que lastiman. Están tus ojos quietos, está tu boca firme, están tus manos blancas, está tu cuerpo frío,  están tus oquedades, están tus sinsabores y también tus constantes, absolutas men

Era tu risa el pájaro que alumbraba mis días...

Yo siento que tu risa es mi mayor regalo. Sonríes y me parece que vuelas a lo alto. Y que escribes mi nombre con letras invisibles. Y que guardas el sueño más hondo en tus pupilas.  Así comprendo todo, incluso lo lejano. Incluso la mentira. Incluso la distancia. Si es tu risa el espejo que escribes mientras hablas, entonces te recibo y no vuelve la pena.  Amor, estamos tristes, estamos derrotados. Nos arde el corazón de no tenernos cerca. Nos duelen las espinas de un rosal que se nutre de la sangre que vuelcan los ojos que no vemos.  Te quiero tanto, amor, que desando oquedades, que despido caminos, que derroto nocturnos amaneceres plenos del sabor de las lágrimas, que se vierten, amor, por lo que nunca fuimos. 

Tristesse

Porque sé que la tristeza mata procuro desprenderla cuando aparece y deshojar las pesadillas antes de que se cumplan y descalzarme de sueños no cumplidos. Esa tristeza es una hoja afilada una especie de laberinto inconcluso que describe esos momentos en los que nada cubre que convierte las horas en un ruido perpetuo.  En mí con la tristeza escribo cada día nada me importa si sé que es imposible ahogarla entre las lágrimas, vencerla entre los lirios y por ti solamente viviría claridades.

El talismán

Porque tú me lo diste y yo lo guardo (es un secreto a voces que te quiero) y por eso tus cosas son el modo en que te tengo cerca; que no esperaba rosas ya lo sabes ese objeto que nadie elegiría algo inservible salvo para ti el tipo de recuerdo que no se borra nunca. Un pergamino contendría palabras; un libro, quizá versos; esto de ahora no sé cómo llamarlo pero lo tengo al lado todo el tiempo continuamente así  contándome despacio que existes que tú eres, que estás, que no puedo escucharte cuando quiero ni hablarte ni escribirte ni pensarte pero eres, estás, existes. Es un objeto fácil, muy barato, muy simple,  una nimiedad, la tontería que no puede faltar en un encuentro sin pasión y sin sexo. Está conmigo y es tuyo, aún lo es,  lo contrario que tú,  que existes, que no estás, que no eres de mí,  es un secreto a voces que te quiero  es un querer baldío, que no pesa ni cuenta ni se adorna con flores.  Tampoco olvidas tú la primavera

Rojo, azul, amarillo, violeta

(Vasili Kandinsky) Si desparramo amor, tú no lo notas Impasible al sonido de un corazón en llamas Te pierdes en la noche de los silencios claros De la firmeza oculta de tiempos que no existen. Si te recuerdo, amor, tú no lo sabes No entiendes el sentido de mi fatal bagaje No me oyes, no me miras, no estoy, no notas nada, Eres la oscuridad, la noche oscura y lenta. Amor, si un día te busco, inexorablemente Tendrás que abrir la puerta o abatirla de golpe Tendrás que acariciarme o despedirme entera Tendrás que amarme, amor, o moriré, sin duda. 

"El último navío" de Antonio Luis Baena

Recibo de las manos de Violeta, su viuda, el libro póstumo de poemas del poeta de Arcos Antonio Luis Baena, de título "El último navío". Es un libro pequeñito, sencillo, breve, en el que condensa el autor sus sentimientos más hondos, con una especial incidencia en el tema de la muerte, el fin de los días, el crepúsculo de la existencia. En la poesía de Baena estos son temas cenitales, cuestiones latentes, pensamientos que vuelven una y otra vez a surgir. Desde que tuve la suerte de conocerlo, allá por los años de mi vida universitaria, siempre he tenido noticia puntual de su obra. Sus libros de poesía han sido como testigos claros de su devenir, de su propia vida. Antonio Luis Baena es un poeta hondo, una clase de escritor de interiores que saca de sí mismo una experiencia vital y la transforma en literatura. En su pluma, las palabras son barro que se modelan a fuerza de corazón, a golpes de sentimiento. Pero sin exageraciones, ni exhibiciones vanas. De un modo contenido

Y aquí tienes a un hombre que te ama...

Parece ser que fue el poeta inglés Robert Browning el que dijo esa frase, o la escribió quizá, a Elizabeth Barrett, su amor y también poeta. Puede que no sea una frase estrictamente, sino un verso, que no es lo mismo, aunque se le parece y hay frases que merecen ser versos. En todo caso, cualquier mujer querría oír esas palabras de labios de aquel a quien ama. Reciprocidad. Esa es una cuestión nada baladí. La poesía es, seguramente, la forma más limpia, la más libre, la más verdadera, de expresión escrita. El poema nace inesperadamente, cualquier situación puede provocarlo, lo que no quiere decir que no tenga sus reglas, interiores y exteriores. Pero creo desde hace algún tiempo que escribir poesía requiere de un talento especial y que no vale forzar los metros y las rimas, intentar pillar el ritmo o reproducirlo, añadir figuras literarias, metáforas o seguir la senda de otros. De todos los talentos del escritor este de la poesía es el mayor de ellos. “Por parecer que tengo de poeta l

Confieso que me gusta la poesía

Confieso que me gusta la poesía, esa forma ligera que rodea a las palabras como si fueran atadas con un lazo. La poesía, la misma que me suena a disco de Serrat y reválida de cuarto. Confieso que mi primer poeta fue Miguel, Miguel Hernández, en libritos de hojas finas que llevaba forrados. Los libros que ocupaban aquella estantería, el librerito blanco, que luego se llenó con obras de John Grisham.  Confieso que me gusta la poesía y que me sé muchos poemas de memoria. Que antes los recitaba en voz muy alta, sin auditorio, sin luces, sin aplausos...Antes, cuando era chica y pensaba que el tiempo era infinito, que todo el tiempo estaba por delante, que las horas corrían tan despacio o andaban tan despacio, que nunca llegaban los catorce. Confieso que llenaba de amores las libretas, que las libretas se llenaban de palabras y que las palabras formaban un poema. Que el poema siempre llevaba un nombre y que existían porque tú no estabas.

Llovía como si llorara

Llovía como si llorara Sangre joven empapando el crepúsculo Han sonado sirenas Y una cinta roja nos ha cortado el paso.                 *  La sangre es roja, roja completamente Del rojo de la cinta y de las manos Cae el rojo sol poniente En medio de la sangre el sol es rojo.                 * La tarde se ha parado Se detiene la vida Sólo brota la sangre, indiferente Un mar de sangre en el aire vacío.                 * Han sonado disparos Un clamor de casquillos El eco sordo de unas manos que caen De una frente partida, de un cuerpo destrozado.                 * No se ve nada ahora, nada miran los ojos Nada se siente, nada se recuerda La nada se ha sentado y duerme en las aceras . (Poemas propios: Catalina León Benítez) 

Una pequeña joya

Emily Dickinson   ( Amherst , Massachusetts , Estados Unidos , 10 de diciembre de 1830 - íd., 15 de mayo de 1886   emerge en la poesía con la fuerza de una naturaleza misteriosa. Es una poesía de lo esencial, pero cosida de pequeños detalles, de descripciones, ideas, sentimientos, pasiones, que nos resultan conocidas y que intuimos en cada palabra. Durante mucho tiempo estuvo oculta. Cuando murió apenas cuatro o cinco poemas habían visto la luz del público. Ningún libro llevó su nombre en vida. Solamente sus personas queridas o aquellas en cuyo criterio confiaba, tuvieron la ocasión de leer las palabras que escribía en cualquier sitio, sin fechas y con un estilo personal, alejado de las modas literarias de aquellos años mediados del siglo XIX en los que vivió. Confieso que hay que leer datos de su biografía antes de adentrarse en su poema. En su vida se encuentran muchas claves de su relato poético. Las historias que, inevitablemente, se tejen sobre ella no hacen justicia

Andalucía inspira a los poetas (III)

Luis de Góngora (1561-1627) ¡Oh excelso muro, oh torres coronadas De honor, de majestad, de gallardía! ¡Oh gran río, gran rey de Andalucía, De arenas nobles, ya que no doradas! ¡Oh fértil llano, oh sierras levantadas, Que privilegia el cielo y dora el día! ¡Oh siempre glorïosa patria mía, Tanto por plumas cuanto por espadas! Si entre aquellas ruinas y despojos Que enriquece Genil y Dauro baña Tu memoria no fue alimento mío, Nunca merezcan mis ausentes ojos Ver tu muro, tus torres y tu río, Tu llano y sierra, ¡oh patria, oh flor de España! (El Guadalquivir en Córdoba es azul)

Andalucía inspira a los poetas (II)

Pablo Neruda (1904-1973) Amarrada a la costa como una clara nave, Cádiz, la pobre y triste rosa de las cenizas, azul, el mar o el cielo, algunos ojos, rojo, el hibiscus, el geranio tímido, y lo demás, paredes roídas, alma muerta. Puerto de los cerrojos, de las rejas cerradas, de los patios secretos serios como las tumbas, la miseria manchando como sombra la dentadura antigua de una ciudad radiante que tuvo claridad de diamante y espada. Oh congoja del papel sucio que el viento enarbola y abate, recorre las calles pisoteado y luego cae al mar, se consume en las aguas, último documento, pabellón del olvido, orgullo del penúltimo español. La soberbia se fue de los pobres roperos y ahora una mirada sin más luz que el invierno sobre los pantalones pulcramente parchados. Sólo la lotería grita con mentira de oro: el 8-9-3 el 7-0-1 el esplendor de un número que sube en el silencio como una enredadera los muros de las ruinas. De cuando en cuando golpea la calle un palo blanco. Un ciego y otro

Andalucía inspira a los poetas (I)

Manuel Machado (1874-1947) Cádiz, salada claridad; Granada, agua oculta que llora. Romana y mora, Córdoba callada. Málaga cantaora. Almería dorada. Plateado Jaén. Huelva, la orilla de las Tres Carabelas... y Sevilla. ( El Puente de Triana es azul. Fotografía de A.M.L.)

De tanto amarte...(poesía)

De tanto amarte y tanto no quererte                           te has cansado de mí y de mis locuras y le has prendido fuego a nuestra historia. Tu ropa no perfuma ya la casa. No queda una palabra de cariño suspendida en el aire, ni una hebra de azabache en la almohada. Sólo flores secas entre las páginas del libro de nuestro amor, y cálices de angustia, y un delirio de sombras en la calle. (Luis Alberto de Cuenca)

La poesía de Pureza Canelo

Extraído de Babelia (edición del 30 de abril de 2011, escrito por A. Ortega):  Cada nuevo libro de Pureza Canelo (Moraleja, Cáceres, 1946) es una desafiante sorpresa en su camino poético. Esa condición se cumple por partida doble, pues dos son los libros que en pocos meses han visto la luz: A todo lo no amado, XV Premio de Poesía Ciudad de Torrevieja; y Cuatro poéticas, una poética de poéticas que reúne cuatro libros "rehabilitados" en su esencia de escritura, todos centrados en la reflexión y la tarea poéticas, en eso que ha denominado "poesía refleja" o "poesía autocrítica". Desde sus primeros libros ejemplo de madura plenitud, de radicalidad y depuración esenciales, su obra alcanza una unidad incuestionable. Cada una de sus partes alienta el crecimiento de un cuerpo poético alejado de la fabulación, la figuración o los empeños descriptivos. La vida es escritura, incluso en su imposibilidad: "para volver a la rueca de la vida / es el hacer viandan