A veces tiene uno que vivir en primera persona las experiencias más duras para entender algunas cosas. No es ningún consuelo, desde luego, al contrario, revela la dureza de la vida, cómo te zarandea, te cambia la mentalidad y te convierte en alguien que no eres. O que no pensabas que eras. Sin embargo, esa vivencia te convierte en un observador privilegiado a la hora de transmitir determinados hechos relevantes y también, en una víctima de los mismos. Esa doble condición está en Lidia Chukóvskaia , de la que nos quedan algunos testimonios escritos de indudable interés. Lidia Chukóvskaia (San Petersburgo, 1907- Moscú, 1996) y su segundo marido, el físico teórico, Matvéi Bronstein, eran del Partido. Pertenecían a familias bien ubicadas dentro del engranaje y ellos también eran personas integradas, con unas trayectorias llenas de éxito y de reconocimiento. Ella era una escritora que abarcaba géneros muy diversos: poesía, memorias, crítica literaria y narrativa. Ambos creían que sus po
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