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Los caballeros las prefieren rubias: Joyce también

Cuando  Anita Loos  (1889-1981) le llevó al reputado director de publicaciones  H. L. Mencken  (te recomiendo la lectura de su  "Vete a la mierda" ), el original de su libro  "Los caballeros las prefieren rubias",  este le dio un buen consejo:  Nena, te estás riendo del sexo y eso es algo que nunca se ha hecho en Estados Unidos. Te aconsejo que lo envíes a Harper´s Bazaar, donde se perderá entre los anuncios y no molestará  a nadie".  La disciplinada  Anita  así lo hizo. Y he aquí que, una vez publicado por entregas en la citada revista, ocurrió un hecho insólito: los hombres empezaron a leerlo. Entre esos hombres estaba, según se cuenta en todas las crónicas, un señor llamado  James Joyce .  ¿Les suena, verdad? De modo que no hubo más remedio que reconocerle el éxito y publicarlo en forma de libro. Tres años después vio la luz la segunda parte  "Pero se casan con las morenas"  y el asunto llegó a las cuarenta y cinco ediciones. Hablamos de

Anita Loos. Cuestión de gustos.

Cuando Anita Loos (1889-1981) le llevó al reputado director de publicaciones H. L. Mencken (te recomiendo la lectura de su "Vete a la mierda"), el original de su libro "Los caballeros las prefieren rubias", este le dio un buen consejo: Nena, te estás riendo del sexo y eso es algo que nunca se ha hecho en Estados Unidos. Te aconsejo que lo envíes a Harper´s Bazaar, donde se perderá entre los anuncios y no molestará  a nadie".  La disciplinada Anita así lo hizo. Y he aquí que, una vez publicado por entregas en la citada revista, ocurrió un hecho insólito: los hombres empezaron a leerla. Entre esos hombres estaba, según se cuenta en todas las crónicas, un señor llamado James Joyce. ¿Les suena, verdad? De modo que no hubo más remedio que reconocerle el éxito y publicarlo en forma de libro. Tres años después vio la luz la segunda parte "Pero se casan con las morenas" y el asunto llegó a las cuarenta y cinco ediciones. Hablamos de 1925 y 1928. Uffff.