Ir al contenido principal

"Objeto de amor" de Edna O´Brien

En ese difícil territorio del relato corto encontramos a una Edna O´Brien pletórica de condiciones, sabedora del terreno que pisa, intensa, apasionante y llena de matices. En las veinte historias que componen el libro “Objeto de amor”, recién publicado por la editorial Lumen con el concurso de su traductora habitual, Regina López Muñoz, hay de todo pero, más que nada, emoción. No la emoción de la sorpresa, sino la del sentimiento. Un paisaje fieramente humano, en un trasfondo social lleno de cortantes aristas y de personajes formidables. Los retratos femeninos, rotundos, dibujados, expresamente lúcidos; los hombres, en el lugar oscuro que les confiere su falta de empatía, su poca participación en la vida familiar o algunas de sus costumbres que convertían la convivencia en un infierno, el alcoholismo, la agresividad. No hay intención de juzgar, sin embargo; es más bien un muestrario, seguramente con un tinte autobiográfico, como lo tienen todas las historias que trasminan piel y verdad. 

En el estilo, Edna O´Brien no se pierde en florituras. Evita la prolijidad y va a lo sustantivo, al hecho o a la idea clave, que logra transformar en frases que lo explican todo y que abren siquiera la puerta de un interior clausurado hace tiempo pero que ella nos insinúa con generosidad. No debe ser fácil radiografiar lo que se ha vivido y, al tiempo, dibujar alguna esperanza de futuro. El desasosiego de lo que no se puede evitar y te cae como losa es una muestra más de esa sociedad que ella retrata, en su Irlanda natal, llena de convencionalismos asfixiantes, de personas desgraciadas y de ideas que apabullan. 

Algunos de estos relatos son tristísimos. Como “Sor Imelda”, en el que la jovencita narradora es esa Caitleen que veremos en sus libros, una chica que aquí está enamorada de la personalidad y la fiereza de una monja mientras vive sus años de internado. O como “Una rosa en el corazón de Nueva York” en el que se describe un parto con la viveza del dolor a flor de piel, con la mujer agarrada a las sábanas desangrándose y el hombre bebiendo en el piso de abajo. O como “La criatura”, terrible descripción de una vida sin razón de ser, plagada de desprecios y de desesperanzas. 

En “La muñeca” el tema de la esperanza y su contraria aparece en todo su esplendor. “Y me percaté de que no había perdido el deseo de escapar ni la extenuante costumbre de mantener la esperanza”. Una niña tiene en su muñeca, en su mejor muñeca, un ejemplo de lo que puede ser la vida si no se atiene a la miseria cotidiana. Pero esa muñeca un día se la arrebata su maestra, alguien que debía velar por su felicidad y que, al contrario, la hunde y la humilla. Ay, esas niñas inteligentes, envidiadas, que sufrían de bullying sin saber siquiera que eso existía. La pérdida de la muñeca es la desaparición de las ilusiones, la muestra de que el mundo es cruel y no da tregua. 

“Jarana a la irlandesa” es el primer cuento del libro. Su protagonista, Mary, una jovencita que vive en una casa aislada en la montaña, baja al pueblo requerida por la dueña del único hotel para lo que ella cree es un reencuentro con el hombre que ama. Pero la realidad se impone cuando descubre que solo se espera de ella que traslade muebles, que sirva el ganso y que friegue el suelo después de una borrachera colectiva. 

La madre de “La alfombra” sufrirá una cruel decepción cuando compruebe que este preciado objeto no es un regalo anónimo, sino un simple error. Ni eso siquiera pueden tener los pobres…”Las Connor” representa lo peor que las mujeres deben soportar en estas tierras altas. La mirada inocente de una niña que contempla su decrepitud no puede evitar un pensamiento: “Empezaba a chispear, y entre la lluvia, el agua bendita y el frondoso serbal rojo, cargado de vida, pensé que la nuestra era una tierra de vergüenza, una tierra asesina y una tierra de extrañas mujeres expiatorias”. 

“Objeto de amor” es el relato que da nombre al libro y está situado en Londres. La protagonista es una presentadora de televisión, de unos treinta años, madre divorciada de dos hijos, que se enamora de un hombre famoso, mucho mayor que ella y con el que vive un romance abrasador que la convierte en una persona distinta. El final del cuento, lleno de filosofía práctica y de resignación, choca violentamente con el resto, con ese frenesí de los preparativos del encuentro amoroso que a ella la hacen exclamar “Qué sufrimiento…”

Algunos personajes repiten presencia, como la señora Reinhardt, que aparece en “Número 10” y en “La señora Reinhardt”. Hay cuentos situados en el entorno rural, como “Tormenta”, otros en el mar, como “Paraíso”. Mujeres extrañas, como la Bridget de “La viuda”, narraciones en primera persona, como “Georgette verde” entre otras. 

Los cuentos de Edna O´Brien podían ser, lo son, historias completas en sí mismos, porque no se echa de menos en ellos ni más detalle, ni más intensidad, ni más páginas. Comienzan y terminan de improviso, yendo al grano, como si alguien diera un golpe encima de la mesa o colocara delante de nosotros un cartel anunciador. Son llamadas de atención sobre el interior de las personas y sobre la influencia del exterior en la felicidad de la gente. Familia, religión, paisaje, dinero, empleo, suerte, amor, los grandes hitos de los hombres y las mujeres, los deseos que los animan o destruyen. Cuentos hechos para entender la vida o, al menos, para mostrar la parte de ella que la mirada de O´Brien ha captado. Fotógrafa de emociones y pensamientos. 

Ficha técnica:
Objeto de amor. Edna O´Brien. Editado por Lumen, marzo de 2018.  Edición a cargo de Marta Orriols. Traducción de Regina López Muñoz. 

Reseña de la autora (editorial Lumen):

Edna O'Brien (Tuamgraney, Irlanda, 1930). Tras su debut con la novela Las chicas de campo (1960), primera parte de una trilogía memorable, O'Brien ha escrito una veintena de obras de ficción junto con una biografía de James Joyce y de Lord Byron, así como una pieza teatral sobre Virginia Woolf. Evocativa y astuta, su obra nos habla de mujeres que anhelan la independencia en un entorno opresivo y hostil. Aclamada por la crítica y por los autores contemporáneos más prestigiosos, su trayectoria le ha merecido distintos premios, entre los que destacan el Irish Pen Lifetime Achievement Award, la American National Art's Gold Medal y la Ulysses Medal. Nacida en el oeste de Irlanda, lleva años viviendo en Londres.

Comentarios

Rocio GC ha dicho que…
Que maravilla que por fin estén traduciendo sus obras al español. Me costó años poder leer la trilogía de las chicas de campo. Me apunto esta recomendación, nunca he leído relatos suyos.

Un beso!!
Caty León ha dicho que…
Los cuentos son fantásticos, no esperaba que fueran tan especiales. Así que creo que te gustarán. Un abrazo y vuelve pronto por aquí.

Entradas populares de este blog

39 páginas

  Algunas críticas sobre el libro de Annie Ernaux "El hombre joven" se referían a que solo tiene 39 páginas. ¿Cómo es posible que una escritora como ella no haya sido capaz de escribir más de este asunto? se preguntaban esos lectores, o lectoras, no lo sé. Lo que el libro cuenta, en ese tono que fluctúa entre lo autobiográfico y lo imaginado, aunque con pinta de ser más fidedigno que el BOE, es la aventura que vivió la propia Annie con un hombre treinta años más joven que ella, cuando ya era una escritora famosa y él un estudiante enamorado de su escritura. Los escépticos pueden decir al respecto que si no hubiera sido tan famosa y tan escritora no habría tenido nada de nada con el susodicho joven, que, además, podía ser incluso guapo y atractivo, aunque ser joven era aquí el mayor plus, lo máximo. Una mujer mayor no puede aspirar, parece decirnos la historia, a que un joven se interese de algún modo por ella si no tiene algún añadido de interés, una trayectoria, un nombre, u

"Baumgartner" de Paul Auster

  Ha salido un nuevo libro de Paul Auster. Algunos lectores parece que han cerrado ya su relación con él y así lo comentaban. Han leído cuatro o cinco de sus libros y luego les ha parecido que todo era repetitivo y poco interesante. Muchos autores tienen ese mismo problema. O son demasiado prolíficos o las ideas se les quedan cortas. Es muy difícil mantener una larga trayectoria a base de obras maestras. En algunos casos se pierde la cabeza completamente a la hora de darse cuenta de que no todo vale.  Pero "Baumgartner" tiene un comienzo apasionante. Tan sencillo como lo es la vida cotidiana y tan potente como sucede cuando una persona es consciente de que las cosas que antes hacía ahora le cuestan un enorme trabajo y ha de empezar a depender de otros. La vejez es una mala opción pero no la peor, parece decirnos Auster. Si llegas a viejo, verás cómo las estrellas se oscurecen, pero si no llegas, entonces te perderás tantas cosas que desearás envejecer.  La verdadera pérdida d

La primera vez que fui feliz

  Hay fotos que te recuerdan un tiempo feliz, que abren la puerta de la nostalgia y de la dicha, que se expanden como si fueran suaves telas que abrazaran tu cuerpo. Esta es una de ellas. Podría detallar exactamente el momento en que la tomé, la compañía, la hora de la tarde, la ciudad, el sitio. Lo podría situar todo en el universo y no me equivocaría. De ese viaje recuerdo también la almohada del hotel. Nunca duermo bien fuera de mi casa y echo de menos mi almohada como si se tratara de una persona. Pero en esta ocasión, sin elegir siquiera, la almohada era perfecta, era suave, era grande, tenía el punto exacto de blandura y de firmeza. Y me hizo dormir. Por primera vez en muchas noches dormí toda la noche sin pesadillas ni sobresaltos. La almohada ayudó y ayudó el aire de serenidad que lo impregnaba todo. Ayudaron las risas, el buen rollo, la ciudad, el aire, la compañía, el momento. No hay olvido. No hay olvido para todo esto, que se coloca bien ensamblado en ese lugar del cerebro

Siete libros para cruzar la primavera

  He aquí una muestra de siete libros, siete, que pueden convertir cualquier primavera en un paraíso de letra impresa. Siete editoriales independientes de las que a mí me gustan, buenos traductores, editores con un ojo estupendo.  Aquí están Siruela, Impedimenta, Libros del Asteroide, Hermida, Hoja de Lata, Errata Naturae, Periférica. Siete editoriales en las que he encontrado muchos libros bonitos, muchas buenas lecturas. En Errata Naturae los de Edna O'Brien con su traductora Regina López Muñoz, que está también por aquí. De Impedimenta mi querida Stella Gibbons y mi querida Penelope Fitzgerald entre otras escritoras que eran desconocidas para mí. Ah, y Edith Wharton, eterna. Los Asteroides traen a Seicho Matsumoto y eso ya me hace estar en deuda con ellos. Y los clásicos en Hermida. Y Josephine Tey completa en Hoja de Lata. Y Walter Benjamin en Periférica. Siruela es la editorial de las grandes sorpresas. 

Elegantes

  He encontrado esta foto en una red social. Me ha hecho pensar, recordar, escribir. Aparentemente solo son personas que están tomando algo en una calle de Londres, en una terraza de mesas verdes y sillas que parecen bastante incómodas. Aquí en primer plano un señor mayor. En segunda fila una pareja que está comiendo algo. Más allá otro señor. El señor mayor tiene un libro en la mano, está leyendo. En la silla de al lado hay más libros y lo que parece ser otra bolsa también llena de libros. No hay nada en la mesa, acaba de llegar o no ha pedido nada. Está absorto en la lectura. Lleva gafas de montura negra. Está concentrado absolutamente en lo que lee. La distancia nos impide ver de qué libro se trata.  El hombre mayor va muy bien vestido. Pantalón gris de raya bien planchada, una camisa clara, una chaqueta azul. Lleva calcetines azules y unos mocasines negros bien limpios. Es un hombre elegante y su elegancia no es afectada, no es cursi, no es presuntuosa, sino natural. Es elegante la

Curso de verano

  /Campus de Northwestern University/ Hay días que amanecen con el destino de hacer historia en ti. No los olvidarás por mucho tiempo que transcurra y esbozarás una sonrisa al recordarlos: son esos días que marcan el reloj con un emoticono de felicidad, con una aureola de sorpresa. He vivido mil historias en los cursos de verano. Durante algunos años era una cita obligada con los libros, la historia o el arte, y, desde luego, de todos ellos surgía algo que contar, gente de la que hablar y escenas que recordar. El ambiente parece que crea una especialísima forma de relación entre los profesores y los estudiantes, de manera que no hay quien se resista al sortilegio de una noche de verano leyendo a Shakespeare en una cama desconocida. Aquel era un curso de verano largo, con un tema que a unos apasionaba y a otros aburría, en una suerte de dualidad inconexa. Sin embargo, el plantel de profesores no estaba mal. Había alguna moderna con ínfulas, que este es un género repetido, y también uno

Slim Aarons: la vida no es siempre una piscina

  El modelo de la vida feliz en los cincuenta y sesenta del siglo pasado bien podría ser una lujosa mansión con una maravillosa piscina de agua azul. En sus orillas, hombres y mujeres vestidos elegantemente, con colores alegres y facciones hermosas, charlan, ríen y toman una copa con aire sugestivo. Esto, después del horror de las dos guerras mundiales, bien valía la pena de ser fotografiado. Así lo hizo el fotógrafo Slim Aarons (1916-2006) un testigo directo y también un protagonista entusiasta, del modo de vida de las décadas centrales del siglo XX, en el que había una acuciante necesidad de pasar página, algo que ni la guerra fría consiguió enturbiar. Como si estuviera permanentemente rodando una película y un carismático Cary Grant fuera a aparecer para ennoblecer el ambiente.  Slim nació en una familia judía de Nueva York y tuvo una infancia desastrosa. No había felicidad sino desgracias y eso se le quedó muy grabado. Luego estuvo en la segunda guerra mundial y allí cubrió momento