Al final todo consiste en entrar en el libro, descorrer sus cortinas, ahondar en sus secretos. Leer es un acto de esperanza en que ese libro contenga un paraíso que nos produzca, al menos, un instante de felicidad. Las causas por las cuales compramos un libro son tan diversas como las personas. En mi caso, ya lo he contado alguna vez, no me suelo dejar llevar por las grandes campañas de marketing, ni por los premios literarios con dotación millonaria. Más bien sigo mi propia intuición. Me gustan las editoriales independientes, los empeños editoriales llenos de originalidad. Pero, sobre todo, me gustan los autores desconocidos, me gusta descubrir nuevos autores, gente desconocida plena de talento. Como en este caso. He recibido la llegada de este libro con el deseo de zambullirme en sus páginas en estas horas obligadas de hospital, en las que el dolor por el ser querido se alía inevitablemente con el cansancio, la desesperación, la impotencia...Los hospitales están llenos de inter
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